Sospechosas coincidencias

A lo largo de la historia, los presidentes estadounidenses no sólo han compartido sillón en el despacho oval de la Casa Blanca. Desgraciadamente, en ocasiones, sus carreras políticas se han visto truncadas por un trágico final.
Año 1865, en el Teatro Ford, el Presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln disfruta, acompañado por su esposa, de la comedia musical, Nuestro primo americano. Inesperadamente, el actor sureño John Wilkes Booth, irrumpe en el palco número siete para encarnar al personaje que le haría pasar a la historia, el asesino del hombre que luchó por los derechos civiles, el Presidente Lincoln.
Un sólo tiro en la cabeza fue suficiente para herir de muerte al presidente americano. Su esposa, desesperada, le sujeta la cabeza mientras el asesino huye saltando por el balcón del palco. A pesar de romperse una pierna, Booth consigue salir corriendo a esconderse en un almacén cercano. Desafortunadamente, Lincoln fallece en Paterson House sin que pueda hacerse nada por salvar su vida.
Ese mismo viernes, Lincoln le comentó a su guardaespaldas, William H. Crook, sus sospechas de que querían asesinarlo y que de confirmarse tal suposición, nada ni nadie podría evitarlo. Quizás por este motivo, su secretaria la Señorita Kennedy, le recomendó que no asistiese al teatro aquella fatídica noche.
Abraham Lincoln, nombrado Presidente de los Estados en 1860, fue sustituido por el demócrata sureño, Andrew Johson.

El viernes, 22 de noviembre de 1945, John F. Kennedy, Presidente de los Estados Unidos desde el año 1960, visita Dallas en el Estado de Texas. Mientras el mandatario recorre las calles de la ciudad en una limosina Lincoln de la marca Ford, recibe dos disparos desde la ventana de un almacén, un primer disparo en el pecho y un segundo tiro, que resulta mortal, en la cabeza. Su esposa, que viaja junto a él en la séptima limusina de la comitiva, le sujeta la cabeza, mientras el coche traslada al Presidente al Hospital Park dónde Kennedy exhalaría su último aliento de vida.
El autor de los disparos, el sureño Lee Harvey Oswald, huye del lugar de los hechos para refugiarse en un teatro. Horas más tarde, sería detenido por la policía y puesto a disposición judicial. Sin embargo, al igual que sucediese con el asesino de Abraham Lincoln, John Wilkes Booth, jamás sería juzgado al ser asesinado antes de realizarse el juicio.
Finalmente, el sureño Lyndon Johnson, sucede a Kennedy en la Casa Blanca.
Pero estas dos personalidades no sólo han compartido un mismo puesto y un trágico destino, son muchas más las coincidencias existentes en la vida de Abraham Lincoln y John F. Kennedy. A continuación, se detallan las más significativas:





- Lincoln fue elegido congresista en el año 1846 y Kennedy, justo un siglo más tarde, en 1946.
- Lincoln sube a la presidencia estadounidense en 1860 y Kennedy un siglo más tarde, en el año 1960.
- La secretaria de Lincoln se apellidaba Kennedy y la John F. Kennedy, Lincoln.
- Las esposas de ambos perdieron un hijo mientras vivían en la Casa Blanca.
- Ambos son asesinados en viernes y por la misma causa, un tiro en la cabeza.
- Los homicidas de los dos presidentes eran de origen sureño, la misma nacionalidad de sus sucesores en la Casa Blanca, que a su vez compartían el apellido, Johnson.
- Los asesinos de ambos nacen con un siglo diferencia, 1839 y 1939.
- A Lincoln le dispararon en el Teatro Foro y su asesino se escondió en un almacén, mientras que a Kennedy le dispararon en una limusina Lincoln de la marca Ford desde un almacén y su homicida se escondió en un teatro.
- Ambos homicidas fueron asesinados antes de que ser juzgados.

Muchos piensan que las casualidades no son furo de la naturaleza sino de una exhaustiva búsqueda. ¿Tú qué opinas?

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