Psicofonías en el móvil


En 2003, Filomena Gómez fallece, víctima de un cáncer de hígado, a los cincuenta y cinco años de edad. Vecina de la localidad de Padul, su cuerpo es enterrado en el cementerio de Granada. Sin embargo, tres años después de su muerte la familia pide exhumar el cadáver.
Según, aseguran las hijas de la fallecida, Filomena se ha puesto en contacto en numerosas ocasiones vía móvil, pidiéndoles que le retiren la cruz con la que fue enterrada. Frases como éstas; “la cruz, la cruz”, “Pili, la cruz” o “ven ven, la cruz” grabadas en el móvil de los familiares, son las pruebas presentadas por la familia en el Juzgado número 6 de Granada.
El juez, tras escuchar las psicofonías les aconsejó que trasladaran su petición a un cura o al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Por su parte, las jóvenes que explicaron que no saben de dónde provienen los mensajes de su madre, afirman que no buscan ni fama ni dinero con la cobertura mediática que ha suscitado el tema. Tan sólo, quieren que su petición sea aceptada para que su madre pueda descansar, por fin, en paz.

La verdad está ahí fuera

El 9 de noviembre de 2002, Encarni y Gema Sánchez Homs, realizaban guardia nocturna en el tanatorio de la Ciudad Autonómica de Ceuta. Aunque normalmente, del turno nocturno se encomienda a una única persona, aquella noche al no haber óbitos en el edificio, se decidió que fuesen dos las personas encargadas de velar por la seguridad del recinto.
La noche pasaba con total normalidad, cuando a las tres de la madrugada, mientras las empleadas de seguridad realizaban una ronda de vigilancia, un lamento de mujer emergió de la nada. Asustadas por aquel desgarrador sonido, que se repetía sin cesar, las mujeres decidieron salir del edificio pensando que el llanto podía provenir de alguna persona que se encontrase en las cercanías del tanatorio. Una vez en el exterior, sorprendidas, comprobaron que en las inmediaciones del edificio no había absolutamente nadie.
Hecha la comprobación, decidieron encaminarse al interior del tanatorio para inspeccionar las dependencias del mismo. Fue entonces, cuando Encarni y Gema se percataron de que el sonido procedía de las escaleras situadas justo al lado del cuartillo destinado al guardia de seguridad. Sin embargo, una vez más, no hallaron absolutamente nada. Inquietas y desconcertadas llamaron a la policía para informar de lo sucedido.
A los pocos minutos, cuatro patrullas de policía se personaron en la zona. Mientras dos de los agentes custodiaban la puerta, los otros seis operarios accedieron al tanatorio. Aún, podían escucharse aquellos lamentos de mujer de los que las empleadas habían informado en su llamada, así como el sonido de golpes secos que retumbaban en todo el edificio. Estupefactos, los agentes revisaron toda la instalación sin poder dar una explicación lógica a lo que allí acontecía.
Los agentes decidieron preguntar a los vecinos de las instalaciones colindantes para averiguar si éstos habían visto u oído algo. Así fue como el vigilante de la empresa petrolífera D.U.C.A.R se convirtió en el noveno testigo de los sucesos paranormales que aquella noche de noviembre se estaban produciendo en el tanatorio de ceutí.
En un desesperado intento por encontrar una razonable explicación a la situación, los policías decidieron inspeccionar de nuevo la planta superior. Sin embargo, el misterio no hizo más que aumentar, ya que mientras que las personas que se encontraban en la planta baja tenían la sensación de que los ruidos provenían de arriba, los agentes que inspeccionaban la segunda planta tenían la impresión de éstos procedían de la planta de abajo. Finalmente, los agentes optaron por volver a comisaría para redactar el parte oficial de la salida.
Pero, aterrorizadas por los espeluznantes lamentos y golpes que se escuchaban en las dependencias, Encarni y Gema decieron volver a llamar al cuerpo policial, que nuevamente se personó en la zona hasta que alrededor de las cinco y media de la mañana los sonidos cesaron.
A la mañana siguiente, los bomberos peinaron la zona sin encontrar la más mínima señal que pudiese aportar luz al caso. El rastreo se cerró con los cadáveres secos de un grupo de golondrinas, dos gaviotas y algunas cucarachas hallados en la zona del tejado que daba a la escalera de donde pareció emanar el fenómeno psicoacústico.

Pero, los acontecimientos ocurridos aquel nueve de noviembre en el tanatorio de Ceuta, no suponen un caso aislado de fenómenos paranormales en este edificio. De hecho, se ha llevado a cabo más de una investigación para esclarecer de dónde proceden los llantos y lamentos que en más de ocasión han podido escucharse en dicha instalación. Aunque ninguna investigación ha llegado a buen puerto, hoy conocemos que detrás del tanatorio existió un hospital para enfermos de tuberculosis y que las piedras que constituyen los muros del interior del tanatorio contemplaron en tiempos de la Guerra Civil un sinfín de ejecuciones. Quizás, estas piedras se limiten a reproducir el dolor del que un día fueron testigo o quizás esconden otro misterio que todavía hoy no alcanzamos a descifrar, cómo dirían Mulder y Scully, la verdad está ahí fuera.

Sospechosas coincidencias

A lo largo de la historia, los presidentes estadounidenses no sólo han compartido sillón en el despacho oval de la Casa Blanca. Desgraciadamente, en ocasiones, sus carreras políticas se han visto truncadas por un trágico final.
Año 1865, en el Teatro Ford, el Presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln disfruta, acompañado por su esposa, de la comedia musical, Nuestro primo americano. Inesperadamente, el actor sureño John Wilkes Booth, irrumpe en el palco número siete para encarnar al personaje que le haría pasar a la historia, el asesino del hombre que luchó por los derechos civiles, el Presidente Lincoln.
Un sólo tiro en la cabeza fue suficiente para herir de muerte al presidente americano. Su esposa, desesperada, le sujeta la cabeza mientras el asesino huye saltando por el balcón del palco. A pesar de romperse una pierna, Booth consigue salir corriendo a esconderse en un almacén cercano. Desafortunadamente, Lincoln fallece en Paterson House sin que pueda hacerse nada por salvar su vida.
Ese mismo viernes, Lincoln le comentó a su guardaespaldas, William H. Crook, sus sospechas de que querían asesinarlo y que de confirmarse tal suposición, nada ni nadie podría evitarlo. Quizás por este motivo, su secretaria la Señorita Kennedy, le recomendó que no asistiese al teatro aquella fatídica noche.
Abraham Lincoln, nombrado Presidente de los Estados en 1860, fue sustituido por el demócrata sureño, Andrew Johson.

El viernes, 22 de noviembre de 1945, John F. Kennedy, Presidente de los Estados Unidos desde el año 1960, visita Dallas en el Estado de Texas. Mientras el mandatario recorre las calles de la ciudad en una limosina Lincoln de la marca Ford, recibe dos disparos desde la ventana de un almacén, un primer disparo en el pecho y un segundo tiro, que resulta mortal, en la cabeza. Su esposa, que viaja junto a él en la séptima limusina de la comitiva, le sujeta la cabeza, mientras el coche traslada al Presidente al Hospital Park dónde Kennedy exhalaría su último aliento de vida.
El autor de los disparos, el sureño Lee Harvey Oswald, huye del lugar de los hechos para refugiarse en un teatro. Horas más tarde, sería detenido por la policía y puesto a disposición judicial. Sin embargo, al igual que sucediese con el asesino de Abraham Lincoln, John Wilkes Booth, jamás sería juzgado al ser asesinado antes de realizarse el juicio.
Finalmente, el sureño Lyndon Johnson, sucede a Kennedy en la Casa Blanca.
Pero estas dos personalidades no sólo han compartido un mismo puesto y un trágico destino, son muchas más las coincidencias existentes en la vida de Abraham Lincoln y John F. Kennedy. A continuación, se detallan las más significativas:





- Lincoln fue elegido congresista en el año 1846 y Kennedy, justo un siglo más tarde, en 1946.
- Lincoln sube a la presidencia estadounidense en 1860 y Kennedy un siglo más tarde, en el año 1960.
- La secretaria de Lincoln se apellidaba Kennedy y la John F. Kennedy, Lincoln.
- Las esposas de ambos perdieron un hijo mientras vivían en la Casa Blanca.
- Ambos son asesinados en viernes y por la misma causa, un tiro en la cabeza.
- Los homicidas de los dos presidentes eran de origen sureño, la misma nacionalidad de sus sucesores en la Casa Blanca, que a su vez compartían el apellido, Johnson.
- Los asesinos de ambos nacen con un siglo diferencia, 1839 y 1939.
- A Lincoln le dispararon en el Teatro Foro y su asesino se escondió en un almacén, mientras que a Kennedy le dispararon en una limusina Lincoln de la marca Ford desde un almacén y su homicida se escondió en un teatro.
- Ambos homicidas fueron asesinados antes de que ser juzgados.

Muchos piensan que las casualidades no son furo de la naturaleza sino de una exhaustiva búsqueda. ¿Tú qué opinas?

¿Qué esconde Hampton Court?

Remontémonos al año 1542, una joven corre despavorida por un corredor del Palacio Hampton Court. Huye como alma que lleva el diablo hacia la capilla de palacio para implorar clemencia por su vida al hombre que escucha misa en su interior, su marido el rey, Enrique VIII.

Sin embargo, Catherine Howard, la quinta esposa del monarca, jamás logró tal objetivo. Los guardias reales consiguieron alcanzar a la doncella antes de que ésta pudiese cruzar el umbral de la capilla, arrastrándola a las dependencias, donde el rey la mantenía prisionera hasta decidir su destino.

Nadie pudo olvidar jamás los espeluznantes alaridos que la mujer exhalaba mientras los subordinados del monarca la reducían y amordazaban. De hecho, aún hoy son muchos los que aseguran haber escuchado los gritos de la difunta esposa en ese corredor cada vez que se cumple el aniversario de su detención.

El 13 de febrero de 1542, Catherine Howard fue guillotinada por haber cometido, supuestamente, adulterio. Pero según cuenta la leyenda su alma aún vaga errante por los corredores del Hampton Court.

En octubre de 2003, alrededor de la una de la tarde, el personal de seguridad de palacio se sobresaltó al ver que la alarma de una de las puertas de emergencia hacia saltado. Al personarse en la zona, se quedaron estupefactos al contemplar que la puerta se encontraba completamente cerrada. Al inspeccionar los vídeos del circuito cerrado de televisión, la sorpresa fue mayor ¿Quieres saber lo qué vieron? Atento a este video.





Efectivamente, según dicen expertos parapsicólogos la figura que se observa en el vídeo podría ser la mismísima Catherine Howard, que vestida con un atuendo característico de la época Tudor extiende su brazo hacia el picaporte. Pese a que la efigie resulta un tanto borrosa, su rostro parece muy blanco en comparación a su mano. ¿Verdad o truco?

Las Psicofonías de Castro Marim


Decorado con dos viejas horcas y un aparato de tortura, el castillo que se alza en la villa portuguesa de Castro Marim esconde tras sus apacibles muros una oscura leyenda.

Aparentemente tranquilo y deshabitado, cuentan los lugareños que al caer la noche puede escucharse tras sus muros; pasos, espadas que luchan o caballos que relinchan. Escalofriantes sonidos que recuerdan las cruentas batallas que moros y cristianos disputaron allí en la época de la reconquista.

Es como si el alma de todos los que perecieron en el castillo de Castro Marim no hallaran descanso y cada noche volvieran del más allá para fundirse de nuevo en una eterna batalla.

Para todos los escépticos, aquí tenéis las cinco psicofonías conseguidas por un equipo de investigación tras varias horas de grabación en la zona. En tres de ellas, parecen hablar en un idioma extranjero, lo que alimenta aún más si cabe la leyenda del castillo.


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